La coenzima Q10 se usa en forma de medicamento o sea en preparados de laboratorio; y en forma natural se encuentra en productos de origen animal como el hígado o riñones por ejemplo de la vaca, o en los pescados; pero los vegetarianos también podemos hallarla entre los vegetales, en las espinacas, nueces, maníes, cereales integrales, semillas de sésamo, la soja y sus derivados, en especial, el aceite de soya. Otro aceite con enzima Q10 en proporciones altas, es el aceite de canola.

Durante la niñez y juventud los niveles de esta coenzima son altos, producidos en forma natural por el cuerpo, pero progresivamente van bajando, colaborando en su descenso el hábito de fumar, por lo cual se la debe aportar de modo externo.

Su descubridor fue el profesor de la universidad de Wisconsin, Fred Crane. Su efecto es similar al de una vitamina y es esencial en el metabolismo energético, para la respiración de las células, siendo necesaria para realizar actividades físicas.

Ayuda al buen funcionamiento del corazón, previniendo y controlando, la angina de pecho y la insuficiencia cardiaca, refuerza las defensas orgánicas (por eso es recomendada para quienes padecen HIV o se están reponiendo de una enfermedad o cirugía) estabiliza la presión sanguínea y actúa previniendo el envejecimiento celular, ya que es antioxidante.

Ayuda a mejorar las migrañas, la salud de la piel, los dolores musculares, la distrofia muscular y la inflamación de encías, asegurándose que es un aliado para quienes padecen de cáncer de recto, próstata, mama, pulmones; y los que sufren de mal de Parkinson.