El herpes es una enfermedad viral inflamatoria y contagiosa que afecta piel, formando vesículas de tamaño pequeño, que luego, al secarse, forma costras.

El herpes puede prevenirse en sus brotes o acelerar su proceso de curación con una dieta que favorezca el fortalecimiento del sistema inmune, y para ello la alimentación cumple un papel esencial, ya que el virus se halla en estado de latencia. Existen distintas clases: el herpes simple, el genital, el herpes zoster (que se manifiesta en el pecho, la cintura, los ojos, la frente o los hombros).

Entre las verduras que contribuyen a combatir esta dolencia podemos mencionar al brócoli, las espinacas, las zanahorias, la calabaza, la batata y el pimiento rojo, todas con gran porte de vitamina A. Entre las frutas que contienen la misma vitamina se recomiendan el mango y el melón.

Contienen vitamina C, reconocida por su función reforzadora de defensas, los cítricos, enteros o en jugos, las grosellas, el perejil, el llantén, el kivi y las frutillas.

Otra vitamina con gran efecto en el fortalecimiento de las defensas orgánicas es la vitamina E, presente en los cereales integrales, frutos secos, brócoli, pimientos, germen de trigo y semillas de girasol.

Hay un aminoácido esencial, la licina, con efectos muy favorables para combatir el herpes, por su acción sobre el colágeno, y se encuentra en las zanahorias, apio, patatas, bananas, uvas y papayas.

Los flavonoides, pigmentos vegetales, también deben incluirse, los encontramos en el té verde, el ajo, la cebolla, el hinojo, el espino blanco, manzanas, cerezas, melones y peras.

Además de los cuidados alimenticios, debe abstenerse de tocar la zona afectada sin los pertinentes cuidados ya que es altamente contagiosa; y el sol actúa como desencadenante al igual que el stress, por lo cual de ser posible, conviene evitarlos. También deben proscribirse las bebidas alcohólicas, el cigarrillo y el azúcar refinado.