Quién no ha saboreado una pera, deleitándose con su dulce sabor, pero pocos saben que al ingerirla no solo están gratificando su paladar sino al resto de su organismo.

Sus calorías son muy escasas, en comparación con cualquier golosina (100 calorías en una pera mediana), los carbohidratos suman 25 gramos, y en cambio son abundantes sus fibras por lo que es muy buena para adelgazar, y su alto contenido de azúcar (70 grs.) puede reducir la ansiedad por consumir otros dulces, con azúcar refinada, que producen consecuencias nocivas. Ese contenido en azúcar, por otra parte, la convierte en una gran fuente de energía vital.

Posee mucha cantidad de agua, por lo que resulta un diurético excelente, siendo muy recomendada ante problemas renales o de retención de líquidos. Un té de sus hojas secas (10 grs. en una taza) dos veces al día es muy bueno para las inflamaciones prostáticas. Al contener pectina es un muy buen digestivo, y junto a su fibra se constituyen en aliadas en la lucha contra el colesterol y el estreñimiento, previniendo el cáncer de colon. Contiene además, betacaroteno y vitaminas C, K y E, calcio, hierro potasio y cobre.

Es antioxidante y durética, contribuyendo a la limpieza o depuración del cuerpo´.

No contiene sodio por lo que es recomendada para los hipertensos. Aporta ácido fólico, tan importante en el embarazo, potasio, imprescindible para el sistema óseo y el nervioso, y es antidiarreica. A pesar de contener azúcar se incluye en los regímenes para diabéticos y para los que tienen colesterol elevado.

Es especialmente importante en la nutrición de los vegetarianos porque aporta aminoácidos esenciales.