Algunos vegetales presentan estos compuestos, siendo su máximo exponente la soja, en la que hallamos 300 miligramos en una cantidad de 100 gramos.

La principal función de las isoflavonas es la de contener estrógenos naturales, que son muy beneficiosos para aminorar los síntomas de la menopausia, ya que por ejemplo la falta de estrógeno causa sequedad vaginal, sudoración abundante, calores, sofocos y osteoporosis, esto último puesto que además la soja contiene calcio.

Además las isoflavonas, poseen un gran poder antioxidante, muy reconocido como función preventiva de cánceres, como el de mama, pues además no sólo aporta estrógenos, sino que también los balancea, evitando que existan en demasía, que es una de las causas del cáncer de mama.

No sólo las mujeres deben incorporar isoflabonas a sus dietas ya que también previenen las enfermedades prostáticas.

Como otro beneficio de las isoflavonas no menos importante, está la protección que confieren al corazón, ya que actuando sobre el colesterol malo, impide que se tapen las arterias.

Además son muy importantes en las dietas de diabéticos pues controla los niveles de glucosa en la sangre, y también para quienes padecen trastornos renales.

Lo que es difícil de conseguir son productos de soja no transgénicos, por lo cual debe cerciorarse bien a la hora de consumir soja, de que no sea transgénica. Debemos aclarar que así como existen muchos que hablan de la soja, y lo avalan con estudios, mostrándola como alimento salvador, existen detractores que la presentan como altamente perjudicial para la salud, pero en este caso, no hemos hallado ningún estudio serio.