El cromo III es un oligoelemento, que en el organismo cumple una importantísima misión, que es la de regular el metabolismo de la glucosa, y que ésta llega a las células, contribuyendo con la labor de la insulina, por lo cual es muy importante en los pacientes diabéticos tipo II.

El cromo es un excelente regulador de los niveles de colesterol, pues interviene en la buena absorción de las grasas, y también en las proteínas, por lo cual su deficiencia puede ocasionar trastornos de crecimiento, entre otros males. El cromo también previene los ataques cardíacos, además de impedir que se formen coágulos sanguíneos, siendo por ello muy importante en la prevención de enfermedades como la arteriosclerosis. Otro beneficio importante lo obtienen la dentadura y la visión.

Entre los productos vegetales que contienen cromo podemos mencionar a las nueces, la levadura de cerveza, los aceites vegetales, los cereales integrales, las frutas como la manzana; y también lo hallamos en ciertas verduras, entre las cuales se destacan el brócoli, la lechuga, el berro y la cebolla.

El cromo III sin embargo, en grandes dosis puede producir alergias en la piel. El exceso puede suceder si guardamos por ejemplo los sobrantes de comida en latas o recipientes de acero. También en los lugares donde se cultiva en suelos con alto grado de acidificación.

El realmente dañino es el cromo VI, que puede producir erupciones en la piel, problemas respiratorios, alteraciones genéticas, problemas en el sistema digestivo, y hasta enfermedades graves, como el cáncer. Están muy expuestos a este tipo de cromo los fumadores y los trabajadores metalúrgicos.