Dentro de las algas, el fucus es aquella de coloración parda que se caracteriza por ser muy rica en yodo. Cada 100 gramos de alga seca contiene 30.000 microgramos.

La utilidad del yodo en el organismo es la de ser necesario para la elaboración de las hormonas tiroideas, que a su vez, liberan las reservas de grasa.

Consumir fucus también proporciona gran cantidad de fibras (40 %), especialmente un mucílago que es una sustancia que puede retener mucho líquido). Esto favorece la evacuación intestinal y da sensación de saciedad, por lo cual es preventivo del cáncer de colon y muy bueno de ser incorporada en dietas adelgazantes.

Se lo recomienda en el tratamiento del hipotiroidismo, reuma, fatiga, gota, acidez y colesterol alto.

Entre las vitaminas que contiene, predominan las de complejo B (B1, B2, B6, B12), E y la vitamina C. Además de yodo, proporciona proteínas, calcio, cobre, cromo, zinc, fósforo, magnesio, hierro sodio y potasio. Podemos apreciar que es importante en la dieta vegetariana pues proporciona vitamina B 12, que es escasa en los productos vegetales.

Colocado en forma externa, como compresas tonifica la piel, la descongestiona y desinfecta, siendo útil para combatir la celulitis, heridas y llagas.

Puede ingerirse como si fuera un té, cocinando 50 gramos de algas, previamente hidratadas, en un litro de agua (dos tazas diarias). También puede comprarse en cápsulas que se toman una antes del almuerzo y otra antes de la cena, en gotas (40 gotas, tres veces en el día) o en forma de polvo, colocando dos cucharadas en la sopa o en las ensaladas.

Deben abstenerse de consumirlo los hipertensos y los hipertiroideos.