El magnesio es un mineral que podemos hallarlo en forma de compuestos, que aporta grandes beneficios a nuestra salud, y se halla especialmente en los huesos: previene de la hipertensión arterial, regula el crecimiento, interviene en la reconstitución celular, regula los impulsos nerviosos (su falta puede provocar insomnio, hiperactividad, cansancio) logra poner estabilidad a las cadenas de ADN y ARN, actúa sobre el músculo cardiaco, interviene en la relajación muscular, alivia los síntomas premenstruales, protege los huesos, el corazón y las arterias.

Los estados nerviosos y los trastornos digestivos son causa de la pérdida de magnesio al igual que una dieta insuficiente o con exceso de grasas, salvado crudo, calcio y vitamina D. Medicamentos tales como diuréticos y antibióticos pueden contribuir a que el magnesio sea eliminado.

Los vegetarianos encuentran magnesio en el germen y el salvado de trigo, en las legumbres, las verduras de hojas verdes (cuanto más oscuras mejor), los cereales integrales, las nueces, las bananas, el durazno, el damasco, los porotos de soja, el arroz integral, el tofu y la quinoa, entre otros.

Es común que a aquellos que presentan deficiencias de calcio, se les prescriba una fórmula que lo combina con el magnesio, en la mitad del total del calcio, pues el magnesio produce hormonas que posibilitan mantener constantes los niveles de calcio, pues al tener funciones opuestas logran el equilibrio funcional. Cuando falla el balance entre el calcio y el magnesio puede haber desequilibrios que pueden traer consecuencias negativas, como problemas en la coagulación sanguínea o cálculos renales. También regula el equilibrio del potasio y el sodio.