Se denominan reducetarianos a aquellos que sin llegar a ser vegetarianos han minimizado en sus dietas el consumo de carne y sus derivados. Esta línea de pensamiento y acción surgió en Estados Unidos en 2014, y es adoptado por aquellos que concientes del mal que se causan a sí mismos y al planeta, comiendo carne, y que aún no han podido convertirse en vegetarianos, al menos, hacen algo menos de daño.

Entre sus máximos exponentes se cuentan a Brian Kateman y Tyler Alterman, que se proponen realizar una campaña de concientización través de Internet.

Se trata de no comer carne todos los días o en todas las comidas, o no hacerlo al menos una vez a la semana, y evitar consumir la de aquellos animales que han sido criados de modo antinatural.

Los reducetarianos reconocen que el consumo de carne hace peligrar el agua del planeta, por la cantidad que se necesita para abastecer el ganado, y que la atmósfera recibe más gases de efecto invernadero. Los animales sufren, criados en condiciones indignas, solo para aprovechar de su carne, y son asesinados de modo atroz. La salud humana no recibe beneficios, sino que comer carne es fuente de enfermedades cardiacas y cancerígenas. Sin embargo, a muchos les cuesta por sus hábitos tan arraigados, dejar de comer carne de repente. Se tientan en las reuniones sociales, o a veces prefieren ocultar que no comen carne ante otras personas, pues muchas veces se genera un debate incómodo y estéril.

La iniciativa es plausible, y sería deseable que una vez comprobado que se puede perfectamente vivir sin comer carne, que es mucho menos difícil de lo que parece, que los demás pueden opinar lo que deseen pues nosotros somos responsables de nuestras decisiones, y que esto nos proporciona una vida mejor, se conviertan en vegetarianos.