Uno de los problemas medioambientales más preocupantes es el del calentamiento global, referido al progresivo aumento de temperaturas medias, de océanos y de la atmósfera de nuestro planeta. El calentamiento global no es un fenómeno nuevo ya que sucedió en la Edad Media, pero luego se enfrió, para volver actualmente a niveles que resultan alarmantes, si no se hace nada al respecto, especialmente en lo que depende de nosotros, si se acepta la teoría antropogénica que relaciona este calentamiento global con actividades humanas, como la deforestación, la cría intensiva de ganado, el aumento del transporte automotor y la industrialización, que hacen aumentar los gases que dan lugar al llamado efecto invernadero. Este calentamiento parece no querer revertir, ya que viene acelerándose especialmente desde 1998, y promete efectos devastadores que ya se están observando, como el derretimiento de los glaciares, el cambio en el régimen de las precipitaciones con algunas muy fuertes y dañinas, períodos largos de sequía, incendios, huracanes, aumento del caudal de las aguas e inundaciones, mientras los desiertos subtropicales tienen un aumento en su extensión.

Tomar conciencia de las causas del problema es un principio de solución. La búsqueda de fuentes de energía más naturales y menos nocivas, el respeto de los bosques, el uso de un sistema de explotación sostenible de los recursos, con el empleo por ejemplo de motores eléctricos; y el compromiso individual y político de dictar leyes y exigir su observancia son algunas medidas que deberían tomarse al respecto. Existen normativas pero muchas no se cumplen, en especial porque se debe comprender la gravedad del tema. Ahorrar energía, cuidar los recursos, debe ser un valor esencial en la vida de cada uno y de todos nosotros.