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Contaminación acústica
Estando en la zona céntrica de mi ciudad me llamó la atención una ruidosa manifestación, que expresaba su reclamo a favor del medio ambiente con bombos, cohetes y otros sonidos estrepitosos, que hacían intolerable permanecer allí.
Pensé en el inmenso contrasentido de expresarse a favor de eliminar la contaminación ambiental, y olvidarse de la contaminación sonora, cuyos efectos dañosos en la salud, yo ya comenzaba a percibir. Me dolía la cabeza, mis nervios se alteraban, y la imagen de mi ciudad se tornaba caótica.
La Organización Mundial de la Salud, ha dado una cifra, sobre cual es el nivel de ruido que no debería superarse para no causar daño en la salud. Es de 50 decibeles 50 dB_(a). La Unión europea estimó que doscientos cincuenta millones de personas están expuestas a niveles de ruido superiores a los tolerables. Fue recién en 1972, cuando la OMS, consideró al ruido como un factor más de contaminación.
El efecto más grave que causa la exposición a ruidos intensos es la sordera, que puede ser momentánea, desapareciendo a los pocos días, si el ruido afectó a ese órgano en forma circunstancial, llegando a ser permanente si la persona se expone a sonidos intensos durante mucho tiempo. Una única vez, también puede provocar un efecto irreversible, si la intensidad es muy grave, como por ejemplo, producto de una explosión. Puede ser que esto suceda por cuestiones laborales, en aquellos operarios de ciertas máquinas, como las que se usan para construir caminos, o puede serlo solo por una supuesta diversión, como los jóvenes que acostumbran a escuchar música a niveles insólitos, que les impide todo tipo de concentración y comunicación. En las fiestas puede observarse como las personas bailan, se mueven, ríen, pero difícilmente puedan entablar algún tipo de conversación. El alto nivel de la música lo impide.
Las personas que viven en zonas céntricas, o cercanas a lugares donde se producen frecuentes manifestaciones, o con gran flujo de automóviles, o cerca de lugares bailables, sufren alteraciones fisiológicas y psicológicas, con niveles de stress considerables, que se agudizan cuando no pueden conciliar el sueño, a causa de los ruidos.
Existen varios proyectos a nivel estatal e internacional para palear los efectos de esta contaminación, que si bien no es acumulativa, afecta sensiblemente la calidad de vida de los habitantes. Algunas de estas medidas, son utilización de ciertos materiales que absorben el ruido, como por ejemplo fibra de vidrio, la utilización de estructuras que operan como barreras acústicas, técnicas de aislamiento para evitar la propagación del ruido, y que éste quede concentrado en determinado lugar.
El progreso ha traído confort, pero también graves riesgos. El parque automotor creció en forma desmedida, ocasionando no solo daños a la atmósfera sino a la tranquilidad. Los industriales se preocupan cada vez por ganar más, y no por la calidad de vida de sus semejantes, los adolescentes se aíslan en un mundo de ruidos alienantes, olvidándose del placer de disfrutar una suave melodía o escuchar el trinar de los pájaros. El oído es un órgano maravilloso del ser humano, pero también la llave para la entrada del mundo exterior a nuestra conciencia. Ojala reflexionemos que queremos un mundo donde los sonidos nos transmitan paz, y no locura.
Desde vegetomanía queremos recordar que los animales, esos seres que los humanos consideran inferiores, no contaminan con sus ruidos, es el ser humano el que lo hace, en vistas a su pretendida evolución, afectando a todos, a otros humanos y también en medida mucho mayor a los animales, que poseen el sentido del oído mucho más desarrollado. Los gatos, por ejemplo, son capaces de captar frecuencias de 20.000 a 25.000 vibraciones por segundo.
3 comentario/s hasta el momento
25 de noviembre de 2008 a las 9:26 pm
Me ha gustado esta reflexión…
3 de enero de 2009 a las 3:35 pm
Todo lo que dices es totalmente cierto.
Y la verdad yo opino que los seres humanos somos la peor especie que existe sobre la tierra. Los animales son mucho más desarrollados que nosotros en muchos aspectos. Un claro ejemplo es el amor incondicional que nos dan nuestras mascotas, y claro, aquella fidelidad y ternura que solo puede alcanzar un hermoso animalito.
12 de diciembre de 2010 a las 5:34 pm
Me gusto mucho la publicación relacionada con la contaminación, todo lo que alli se dice es muy verdadero, creo que a pesar de contar con la capacidad del raciocinio, tenemos muchas cosas para aprender de los animales, ellos no contaminan el medio ambiente. El hombre debe aprender que forma parte de la naturaleza y que no es su dueño .-