Etimológicamente, smog, proviene de la unión de dos vocablos de la lengua inglesa “smoke” que quiere decir humo y “fog” cuyo significado es niebla. Es visualmente, una nube gris que cubre las ciudades, sobre todo las que poseen un gran desarrollo industrial y no tienen mucha circulación de aire, por ser zonas montañosas, siendo su aparente inofensiva, y no grata imagen, la cara visible de un serio problema de contaminación del aire que respiramos. Ciudades como Londres, Chicago, China, Ciudad de México y Santiago de Chile, entre otras, padecieron o padecen este grave problema, ocasionado como dijimos, en especial por las industrias, sobre todo las refinerías de petróleo y las centrales eléctricas, ya que ellas obtienen esa energía por la combustión de carbón o de derivados del petróleo.

Los combustibles derivados del petróleo que utilizan los vehículos para funcionar, también producen smog; y también los sistemas de calefacción central que calientan por la combustión de carbón, petróleo y gas.

La composición química del smog son gases, entre los cuales hallamos, monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, ozono, y dióxido de azufre, además de materiales sólidos como carbón y plomo.

No solo afecta al hombre, sino también a vegetales y otros animales. En el hombre produce alergias, asmas, problemas bronquiales irritación visual, jaquecas, mareos y náuseas.

Actualmente se está luchando contra este smog industrial, quemando los combustibles con sistemas de depuración, obviamente, esto tiene mayor uso en países desarrollados como Londres, que luego de sufrir en 1952 un episodio donde el smog creció en forma alarmante decidió emprender una campaña de monitoreo y concientización.
El smog fotoquímico se presenta como una capa de tono marrón rojizo, sobre todo en zonas urbanas cálidas, producida por una combinación de óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles, que provienen de los escapes de los automóviles, que reciben la influencia de los rayos solares, producíendo nitrato de peroxiacilo y ozono. Esto sucedió en Los Ángeles en 1943, dando la voz de alerta al mundo sobre los riesgos sobre todo respiratorios, que produce el avance indiscriminado del parque automotor.