Para esos días en que estamos muy apurados, y queremos cocinar algo rápido, pero no por ello menos presentable y nutritivo, les dejamos esta sugerencia donde se combina la practicidad con las excelentes propiedades de los alcauciles, aunque esta vez, optemos por comprarlos enlatados, para ahorrar tiempo. Por supuesto, si pueden dedicar un rato más a la cocina es preferible que usen alcauciles frescos, así evitamos el exceso de sal y conservantes, pero requieren un poco de dedicación (lavarlos, retirarles las hojas más duras y hervirlos en agua con el jugo de un limón).

Necesitamos:

1 tapa de tarta
2 cebollas
1 lata de alcauciles
2 cucharadas de aceite de oliva
1 taza de queso rallado
2 huevos
1 cucharada de perejil picado
2 cucharadas de maicena
Sal y pimienta: a gusto

Una vez reunidos los ingredientes, aceitamos una tartera y allí extendemos la tapa de masa cubriendo todo el fondo y también los laterales, pinchándola con un tenedor. La horneamos apenas, sin llegar a dorarla, y la reservamos.

Doramos las cebollas en el aceite caliente, y le agregamos el perejil picado, y los corazones de alcauciles, bien escurridos y cortados en trozos. Batimos los huevos, los condimentamos, añadimos las dos cucharadas de maicena, y agregamos al resto de los ingredientes, al igual que el queso rallado.

Cubrimos la masa con esta preparación, y llevamos de nuevo al horno, hasta que tome consistencia y esté ligeramente dorado (aproximadamente 15 minutos). Puede acompañarse con cualquier ensalada, por ejemplo de tomates, de zanahorias ralladas o ensalada rusa.