Proveniente de Eurasia, las semillas de la canola son usadas para producir aceite de gran utilidad para el organismo humano. Desde siempre fue conocida esta planta de flores amarillas por el hombre, pero no le dio tanto fines alimenticios, sino que se la usó como combustible y para la iluminación por combustión, siendo la harina de canola muy empleada para la dieta animal, y como abono.

El aceite de canola puede consumirse crudo, en ensaladas, o puede usarse para freír, y provee al organismo de proteínas. Contiene vitamina E, de función antioxidante, ácidos grasos omega 3 y Omega 6, con poca cantidad de ácidos grasos saturados, por lo que desde hace bastante tiempo se lo consideró sumamente importante para prevenir dolencias cardíacas, visuales, del sistema nervioso, diabetes y para reducir los niveles de colesterol en sangre.

Con todas estas características podríamos decir que ya es bueno usar aceite de canola, pero sus beneficios no terminan aquí. En Estados Unidos se han realizado estudios empleando hembras de ratón preñadas. Algunas fueron alimentadas con aceite de canola y otras con aceite de maíz. El primer grupo se mostró menos propenso a desarrollar cáncer de mama, incluyendo sus crías. Esto hace pensar que aplicado al consumo humano podría reducir el cáncer, sobre todo el de mama. El fundamento estaría dado en que el aceite de canola posee mucho menos ácidos grados Omega 6 que el de maíz (20 % contra 50 %) pero sin embargo posee mucha más cantidad de ácidos Omega 3 que serían los benéficos para este tipo de cáncer.