Asistimos en las últimas décadas al crecimiento inusitado del parque automotor, lo que es bienvenido como aumento de la capacidad económica de cierto sector de la población, pero no de la calidad de vida de nuestra gente, ni de la del planeta. Los vehículos a motor, junto a las industrias, son los responsables más importantes de la contaminación del aire que respiramos.

La gente al viajar más en automóvil camina menos, con consecuencias graves para su salud, como aumento de colesterol u obesidad, y contamina más el aire que se respira. Si bien es cierto que algunas distancias son demasiado grandes para hacerlo caminando o en bicicleta, hay otras opciones, además de usar el automóvil particular.

Mientras no se desarrollen otras fuentes energéticas menos contaminantes que la gasolina, derivada del petróleo, que utilizan los vehículos actuales, que desprenden monóxido de carbono, hidrocarburos y óxidos de nitrógeno, pueden usarse los transportes públicos, que juntan más gente en un solo vehículo, y por eso resultan menos contaminantes, o está también la posibilidad de juntarse varias personas que van al mismo lugar en un mismo auto, ahorrando dinero y salud ambiental. Las distancias cortas, es saludable que se hagan caminando o en bicicleta.

La contaminación del aire produce graves trastornos respiratorios, siendo una de las principales causas de muerte en las grandes ciudades, además de que la contaminación sonora que ocasionan los motores, contribuye a incrementar el nivel de stress.