El envejecimiento es un proceso natural e inevitable, detenerlo es imposible pero sí podemos retrasarlo para que llegue lo más tarde posible tanto a nivel interno como externo. En este último aspecto una piel arrugada nos añade años y nos quita frescura, teniendo en cuenta que muchas personas lucen arrugadas antes de tiempo y otras parece increíble, pero se mantienen con una piel lisa y tersa a pesar de no ser tan jóvenes. Muchas veces es la genética la responsable, pero nuestra contribución no es menor, ya que si nos expusimos al sol durante muchos años sin protección, si bebemos poca agua, si fumamos, si no hacemos ejercicios físicos y si no nos alimentamos saludablemente, estamos haciendo todo lo posible por arrugarnos más de la cuenta.

Algunos productos pueden aplicarse en forma externa sobre la piel, y otros actúan a nivel interno, no solo preservando nuestra piel sino todo nuestro organismo. Los ejercicios faciales también dan buen resultado.

En cuanto a la alimentación para tener una piel sana y sin arrugas debemos consumir alimentos antioxidantes que frenen la acción de los radicales libres. Las frutas y verduras al ser ricas en vitaminas y minerales contribuyen a brindarnos una fuente extra de juventud.

Entre estos alimentos que detienen la formación de las arrugas están los cítricos, los tomates, los pimientos, las fresas, las espinacas, las zanahorias, el chocolate negro (sin abusar) las ciruelas pasas, las nueces, las avellanas y el aceite de oliva extra virgen, restringiendo el consumo de harinas, azúcar y arroz blanco, pan, pastas, café y bebidas alcohólicas. También el zinc es muy beneficioso, contenido por ejemplo en las semillas de girasol. Tomar abundante agua, y entre otras bebidas preferir el té verde y los jugos de fruta naturales y frescos.