La leche de almendras es un sustitutivo de la leche de vaca, pero que a diferencia de ésta, no contiene ni lactosa ni colesterol, y que por ello tiene efectos muy favorables para el organismo, ya que el colesterol es malo para el corazón y la lactosa no es tolerada por muchas personas. Es además remineralizante, contiene poco sodio, y es muy rica en proteínas, fibras, calcio, potasio, fósforo, magnesio, hierro, y ácidos linoleico y oleico, además de aportar vitaminas A y B1, B2 y E; por lo cual resulta muy recomendada para personas convalecientes, embarazadas, mujeres que amamantan, niños en etapa de crecimiento y adultos mayores.

Se puede preparar de una manera muy sencilla. Para un litro de leche de almendras, se pelan las almendras secas (200 grs), se les quita la piel con agua caliente, se las remoja toda la noche, en un litro de agua y se las muele con el agua del remojo. Se pasa por un colador, y el líquido resultante es la leche de almendras. Su sabor es muy rico, por lo cual pueden tomarse sin endulzantes, aunque si se prefiere, puede colocarse alguna cucharadita de azúcar o edulcorante; o para que resulte más saludable, mezclarla con alguna fruta dulce como por ejemplo, dátiles. Los diabéticos deben consumirla sin azucarar.