La bardana, o científicamente llamada “arctium lappa”, ya usada por los chinos, y despreciada por mucha gente pues sus semillas son muy difíciles de quitar si se adhieren a la ropa o al pelo de las mascotas; se caracteriza por su efecto diurético, siendo la parte utilizada de esta planta, la raíz para hacer infusiones y sus hojas para preparar ensaladas o incorporarlas al caldo junto a otras verduras.

Un té de bardana desintoxica el organismo, lo depura, e incluso como tiene poder bactericida, es útil en caso de infección urinaria y en pacientes reumáticos y de gota. Tiene la función de contribuir a la pérdida de peso, especialmente si se la consume en combinación con otras plantas con efecto diurético, como por ejemplo, la cola de caballo. También es muy recomendada para combatir la celulitis y para quienes no realizan mucha actividad física.

Posee también acción sobre el azúcar en sangre, contribuyendo a reducirlo, por lo cual es bueno que la consuman los diabéticos. Algunos le otorgan poder vigorizante en general, y especialmente sexual. Se recomienda en casos de anorexia por estimular el apetito y para quienes padecen de stress.

Evita los shocks anafilácticos producidos por alergias y es ligeramente laxante.

Aplicadas sus hojas en forma externa, al ser desinfectante, actúa eliminando granos, hongos o eccemas.

Puede encontrarse en extracto, disolviendo veinte gotas en un vaso de agua, y tomándola en dosis de tres tomas diarias; o preparando la infusión hirviendo cuatro cucharadas de raíz bien triturada en un litro de agua. No es recomendada en el período gestacional.