El árbol de frambueso o sangüeso es el que produce estas hermosas y rojas frutas, que son propias de climas templados.

La principal función de las frambuesas es depurativa. Son ideales para limpiar el cuerpo de toxinas, en especial el hígado y los riñones.

Su función antioxidante le es otorgada por su alto contenido de vitamina C, que es también muy buena para ayudar a quienes padecen de fragilidad capilar, y para fortalecer el esqueleto, que también se beneficia pues las frambuesas además, tienen calcio y magnesio.

Las frambuesas tienen un alto contenido en hierro por lo que son muy recomendables para combatir la anemia. Combinadas con otros alimentos que poseen hierro, favorecen su absorción por poseer vitamina C. Los frutos de la frambuesa tienen bastante fibras (1 taza aporta alrededor de 125 grs.) por lo cual contribuye al buen tracto intestinal.

Son parecidas en su aspecto y sabor a las frutillas, pero las frambuesas aportan más calcio, más hierro, más vitamina A, E, carbohidratos, magnesio, manganeso y más fibras, pero menos vitamina C, fósforo y potasio.

Con relación a las hojas, un té de hojas de frambuesas por contener taninos son ideales para combatir las diarreas (por cada litro de agua hervida colocar tres cucharadas de hojas secas). También se usan para combatir las náuseas. Gargarismos con esta infusión mejoran las inflamaciones de garganta y encías.

En el parto, el consumo de frambuesas ayuda a la relajación uterina, disminuyen el sangrado y aumentan la posibilidad de una mejor lactancia. Si bien se recomiendan para el embarazo por su aporte en ácido fólico es mejor consultar al médico antes de consumir las hojas del frambueso que pueden tener toxicidad, producir alergias o estreñimiento (los frutos son inocuos y saludables).