La hierba de San Juan, llamada así por producirse su floración en Europa, en fecha próxima al 24 de junio, aniversario del natalicio de San Juan el Bautista es originaria del continente europeo, usada por varios pueblos antiguos, como egipcios, griegos y romanos (el médico griego Hipócrates ya la recomendaba como antiinflamatorio) es mundialmente conocida desde el siglo pasado, por favorecer los estados anímicos satisfactorios, ayudando a superar cuadros de melancolía o depresión. Su consumo más importancia es en Alemania, seguido por Estados Unidos. Actúa retardando la absorción neurológica de la serotonina, la norepinefrina y la domina, de modo parecido a lo que realizan los antidepresivos de origen químico.

También es conocida como Hipérico, palabra griega integrada por “hyper” que puede traducirse como “lo que está por encima” y por “eikon” que significa “imagen” aludiendo a que sus propiedades están por encima de cualquier otra sustancia.

Si bien puede realizarse una infusión con la misma planta, usando sus hojas y flores (una cucharadita en una taza de agua hirviendo) la mayoría opta por consumirlo en píldoras, las que ingiere en tres tomas diarias de 300 mg. cada una de extracto de Hipérico. Los efectos se observan aproximadamente al mes de iniciado el tratamiento.

Sus efectos saludables también se manifiestan en la lucha contra los virus, usándose en el tradctamiento de pacientes con SIDA.

Algunos sostienen que es también eficaz para tratar trastornos menstruales, problemas renales y respiratorios. Usada externamente ayuda a que cicatricen las heridas.

No deben tomarlo ni los niños ni las embarazadas, pues no está comprobado que no les afecte. Otra precaución es no exponerse al sol pues provoca fotosensibilidad, pudiendo afectar la piel y la vista, si se está al sol mucho tiempo sin las correspondientes protecciones.