Esta hierba aromática, llamada científicamente “mentha spicata” conocida popularmente como hierbabuena nació de la hibridación de la menta blanca y la menta negra, en el continente europeo, africano y asiático, usada para aromatizante de comidas y para elaborar el “mojito” característico de Cuba, siendo la infusión preparada con la decocción de sus hojas una ayuda eficaz para quienes padecen trastornos digestivos, por contener acetato de mentilo. Crece en suelos arcillosos y climas templados y es la bebida típica de los marroquíes.

Alivia las digestiones lentas y pesadas, los espasmos, las flatulencias, la diarrea, la constipación, el colon irritable (pues actúa también como relajante) los problemas de inflamaciones hepáticas y de vesícula, halitosis, náuseas y vómitos.

Además de esta principal cualidad de beneficiar la digestión y estimular la secreción biliar, el mentol actúa como antimicrobiano expectorante, siendo muy recomendada para tratar afecciones respiratorias y de garganta. Mezclada con manzanilla o marrubio blanco actúa previniendo los ataques asmáticos, y es buena para combatir mareos.

Posee polifenoles, por lo que es un gran antifungídico y antiviral. En forma de cataplasma actúa aliviando dolores, entre ellos, el de muelas y los reumáticos; y como desinfectante de heridas. Aplicado en la piel, el aceite (que puede prepararse mezclando la infusión con aceite de oliva) repele insectos, sana las heridas y tiene poder relajante, este poder sedativo que se da a nivel externo, también actúa a nivel interno pues las infusiones son eficaces para calmar los nervios y evitar el insomnio. En ayunas, ayuda a eliminar los parásitos intestinales.