El bicarbonato de sodio es un compuesto químico NaHCO3, susceptible de liberar dióxido de carbono con propiedades efervescentes y leudantes, con uso frecuente en pastelería, pero también resulta un poderoso aliado para nuestra salud.

En uso interno: Beber la mezcla formada por la disolución de una cucharadita de bicarbonato de sodio, en un vaso de agua tibia, es un remedio muy eficaz contra los problemas digestivos, especialmente las flatulencias, siendo un buen antiácido, por su cualidad de alcalino. Si le añadimos el jugo de medio limón, se utiliza para aliviar los dolores de cabeza.

En uso externo: Mezclando el bicarbonato de sodio con agua, obtendremos una pasta, que aplicada sobre la piel, tiene propiedades desinflamatorias, por lo cual se usa por ejemplo, para reducir el edema provocado por picaduras de insectos, quemaduras solares o para combatir la dermatitis del pañal. Tiene función antimicótica por lo que puede usarse esta pasta para terminar con los hongos que suelen instalarse entre los dedos de los pies. Aplicado en las encías, las desinflama y contribuye a remover la placa dental, blanqueando la dentadura, si se hacen buches con el bicarbonato disuelto en agua, en la proporción ya señalada. Los buches también calman las inflamaciones de la garganta. Colocado en axilas y pies, actúa como desodorante.

Es un producto muy barato, y con un único defecto, el sabor no resulta muy agradable.

En el hogar tiene mucha utilidad para limpiar, por ejemplo el horno a microondas, quitar manchas, pulir metales, y para neutralizar olores desagradables. Por ejemplo, si nuestra mascota ha orinado el colchón, podemos limpiarlo con la mezcla de bicarbonato de sodio y agua para que el olor desaparezca.